Recorrido de Exploración al Encajonado

A veces se tiene la extraña sensación de que los caminos, las veredas y lo senderos que recorremos en nuestras bicis de montaña tuvieran una personalidad, como si fueran un ente. A veces nos ayuda encontrar el rumbo con señales (la intuición?). A veces pueden ser aves o arroyos, o como en esta ocasión nos sucedió, poniendo en nuestro camino a gente que nos ayudó a encontrar el rumbo. Es raro encontrar gente en parajes alejados o que podrían considerarse desolados. Pero así a veces sucede.
Antes de adentrarnos en el camino no recorrido, nos encontramos con otros ciclistas que llegan al pueblo de Zaragoza. En una ruta que va desde Xochimilco hasta Tuxtepec, motivados principalmente por la salud. Pues los padres padecen de diabetes y les inculcan a sus hijos los valores de practicar un estilo de vida conectado con el deporte. Y año con año realizan este viaje. Algunos lugareños nos confundieron y pensaban que veníamos también de México.
Nos despedimos de nuestros amigos recién conocidos y nos dispusimos a explorar y trazar nuestra ruta.

 El camino a veces no es están evidente como creíamos. Una satisfacción recorre nuestro cuerpo cuando logramos encontrar el rumbo hacia nuestro fin de recorrido. Pero a veces el camino para permitirnos pasar, nos pone retos, o reclama su tributo. A veces son un par de caídas, a veces cosas extraviadas. O como nos sucedió en esta ocasión, un desviador roto. No sabemos como sucedió pero sucedió, en el terreno más fácil y ya cuando habíamos pasado lo más difícil. No tuvimos más remedio que parar e improvisar un arreglo. Asoleados y con un enjambre de chaquistes que reclamaban su comida, tuvimos que hacer una reparación. Vimos aquí la importancia de llevar consigo la herramienta adecuada, una multiherramienta y una llave de española de 15mm.
Primero destrabar la cadena atorada entre los rayos de la rueda trasera. Unas gotas de lubricante  y aflojar el eje trasero ayudaron a sacar la cadena atorada. Desmontar el desviador, sujetar el forro y el chicote del cambio con cinchos, cortar la cadena con el troncha cadena en la multiherramienta y dejarla a un solo paso. Por lo menos eso nos permitiría avanzar despacio, sin ir caminando.


Llegamos a un tramo donde terminaba la senda, ¿Y ahora donde? Recordamos los comentarios de los lugareños: "Los vecinos han cerrado el camino, han cerrado sus linderos. Pues el robo de ganado es un problema. Ahora somos más desconfiados con quien entra y sale por estos rumbos".
Aún sin un camino marcado, decidimos avanzar, a eso habíamos ido, a explorar.
Decidimos tomar la parte más alta del lugar para poder orientarnos. Las fincas de huleras y las antenas servirían de referencia.
Así decidimos cruzar una cerca y seguir una vereda al otro lado. Al avanzar llegamos a un rancho abandonado. Una casa en mal estado y el poco mantenimiento de la finca eran evidente. Había muchas palmas de Coyol Real. En ese tipo de palmas las aves  verdes de la región, conocidas como Cotorras, suelen hacer sus nidos. Lo sé porque en el rancho de mi familia también viven esos animales. Todavía hay gente que las caza para venderlas como mascota. Aunque es una actividad penada, la gente hace caso omiso y lo sigue haciendo. Tal vez se deje de hacer cuando la gente entienda que los animales no son juguete de regalo como un peluche.

Atravesando la propiedad del rancho abandonado, una cotorra anunciaba que habíamos concluido nuestra tarea. Explorar una vereda y comunicar dos caminos principales ya bien conocidos por todos los del grupo. Pues a los pocos metros salimos a caminos conocidos donde pudimos orientarnos fácilmente.

Cuando decimos que hacemos un recorrido de exploración, es porque queremos conocer una nueva ruta o un nuevo sendero que no figura en el mapa. Google maps es una excelente herramienta, pero también tiene sus limitaciones. Es excitante conocer lo desconocido, conocer el camino menos transitado, ese que otros no seguirían. Como diría Robert Frost, "en el bosque había dos caminos, tomé el menos transitado y eso hizo la diferencia".